La suerte se le acaba a Donald 'Little Man' Ortiz, que rechaza las ofertas de protección tras ser desterrado y marcado para la muerte por la poderosa mafia mexicana.
El integrante de la mafia mexicana fue expulsado de la organización criminal a mediados de la década de 1990 después de enfurecer a otros miembros que, decidieron, debía ser asesinado. Durante el siguiente cuarto de siglo, mientras circuló por las cárceles del condado, las prisiones estatales y breves períodos en la calle, el hombre llevó un objetivo en la espalda.
A decorated detective, a suspected mobster: How a secret alliance ended in claims of blood and betrayal Donald Ortiz, aquí en una fotografía sin fecha del CDCR, fue asesinado el 19 de noviembre de 2021 en Chino, CA. Con el tiempo, la organización aprovechó este control sobre el sistema criminal para dominar las pandillas callejeras latinas en el sur de California y el Valle Central del estado. Dichos grupos deben pagar “impuestos”, ya sea una tarifa fija mensual o un porcentaje de lo que obtienen de la venta de estupefacientes, robos y otros delitos. Aquellos que se niegan a hacerlo son marcados; se les ataca o aniquila.
Se corrió la voz de que ‘Little Man’ había mentido sobre el asesinato que le valió un lugar en la organización, afirmó el exintegrante. En lugar de matar él mismo a Deavilla, le había pasado el cuchillo a otro recluso que tenía el mismo apodo: Tommy ‘Little Man’ Moreno, de la pandilla Echo Park. Después de que Moreno apuñaló a Deavilla hasta causarle la muerte, Ortiz se atribuyó el mérito, dijo el expandillero.
“Como no hay jerarquía -no hay presidente o líder-, si no te agrada alguien, puedes empezar a hablar mal de él, y si logras consenso, puedes sacar a esa persona”, explicó Valdemar. Dos años después de la reunión en el motel, mientras ‘Little Man’ estaba nuevamente detenido por violar su libertad condicional, fue golpeado y apuñalado en el patio de ejercicios de la prisión estatal en Chino. Las autoridades sospecharon que un integrante de la mafia mexicana había ordenado el ataque, según registros policiales.
El detective del sheriff del condado de Los Ángeles, apuntando a un área de Whittier que había sufrido una ola de robos de automóviles, estacionó un Honda Accord 1998 verde en un callejón. Dejó las puertas abiertas y las llaves en el encendido, y se alejó. Ortiz se subió al auto y se fue. Shelly Baron Torrealba, viceprocuradora de distrito, instó al juez a enviar a Ortiz a prisión durante el tiempo que la ley lo permitiera. En un memorando de sentencia, alegó que era el “principal sospechoso” de tres asesinatos ocurridos en los años 80 y 90 que permanecieron sin resolver porque los testigos no cooperaron.
Mientras Ortiz estaba en prisión, agentes federales y policías de Whittier estaban interceptando el teléfono de José ‘Cartune’ Loza, un miembro de la mafia mexicana recientemente liberado que operaba allí y sus alrededores en territorio que Ortiz había controlado antes. Después de que Ortiz fue liberado de prisión en 2019, se rumoreaba que había intentado operar en Chino, la ciudad de unas 90.000 personas en el extremo occidental del condado de San Bernardino, de acuerdo con un oficial de la ley que no estaba autorizado para discutir la situación y solicitó mantener el anonimato.